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El calamar es tal vez uno de los mariscos más consumidos en el mundo. Se trata de un cefalópodo de cuerpo largo y tubular, con diez tentáculos en total y esqueleto cartilaginoso. Vive en aguas profundas y cuando se sienten en peligro expulsa una tinta negra que almacena en una bolsa. El calamar común es el más usado en las cocinas del mundo y su tamaño puede variar de 2 cm a 80 o 90 cm.
A lo largo de la parte central de su cuerpo el calamar tiene una concha interna, conocida como pluma, que hay que retirar antes de la cocción. Fría los calamares en abundante aceite, saltéelos, agréguelos a guisos y estofados, o prepárelos en sushi. Ase a la parrilla los calamares grandes, enteros o cortados en anillos.
Compre los calamares en el supermercado o en su pescadería de confianza. Puede encontrar calamares enteros frescos, secos, ahumados o enlatados. Se consiguen también tubos o anillos congelados. Tenga en cuenta que la buena carne de calamar es blanca, pero se vuelve rosada cuando comienza a descomponerse.
Como sucede con todos los mariscos, los calamares deben consumirse preferiblemente el día de la compra. Si los va a consumir de un día para otro, puede guardarlos en la nevera. Si se va a tardar en consumirlos, congélelos, bien limpios y lavados, y dentro de un recipiente apropiado.