Champiñón blanco

El champiñón blanco es el hongo más conocido y usado en las cocinas del mundo. Si bien, por su sabor suave, actualmente muchos cocineros le otorgan poco valor gastronómico, su popularidad se mantiene gracias a que su cultivo es sencillo, se puede producir durante todo el año y además su precio es muy asequible. Se consume desde la Eda Media y su mayor productor es Francia, país en cuya cultura gastronómica este champiñón ha ocupado un importante lugar y forma parte de varios de los grandes platos de su cocina tradicional.

Para mejorar su sabor suave, puede saltear los champiñones en mantequilla. También puede consumirlos crudos en ensaladas o como aperitivos. Fríalos, hornéelos, áselos a la parrilla, saltéelos o cocínelos al vapor. Úselos en salsas, sopas, cremas, pastas, arroces, platos de carnes, pescados y aves.

Se encuentran en mercados y supermercados. Procure comprar champiñones recién cosechados. Para cerciorarse de ello, revise que el extremo cortado no esté duro ni seco. Elija champiñones no tan blancos, de color marrón muy claro, firmes, sin manchas ni grietas. Su aroma debe ser terroso y dulce, más no ácido.

Guarde los champiñones frescos en la nevera, dentro de una bolsa de papel cerrada.