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La coliflor es una hortaliza cuya variedad más común tiene el aspecto de una cabeza blanca redonda, llena de cogollitos. Existen otras variedades de color verde, morado o naranja. Su origen se sitúa en Asia menor, Líbano y Siria. Inicialmente no se consumía como alimento sino que era utilizada como remedio natural para curar algunas enfermedades como los dolores de cabeza. Fueron los romanos quienes comenzaron a cultivarla para su comercialización y consumo por todo su imperio.
Úsela en ensaladas, gratinados, sopas, apanados con frituras, encurtidos.
Al momento de comprar coliflores, prefiera las de hojas exteriores verdes y tiernas y cuya flor blanca está limpia y compacta. Rechace aquellas que presenten zonas marrones o blandas.
Guarde las coliflores recién compradas en la nevera, dentro de una bolsa de plástico agujereada. De esta forma, esta hortaliza conservará sus propiedades nutricionales por aproximadamente una semana. No la lave hasta que la vaya a cocinar para que no pierda nutrientes. Congélela previamente escalada en agua hirviendo durante 2 minutos. Así, se puede conservar hasta por ocho meses.