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Los espárragos blancos, a diferencia de los verdes, crecen debajo de la tierra y su recolección debe hacerse de forma manual antes de que salga el sol. De esta manera se evita que la punta se vuelva verde o morada por efecto de la luz solar. Dado que su cultivo y recolección exigen mayor trabajo y dedicación, esta variedad de espárrago es más costosa que la verde. Su apariencia es delicada y su sabor suave.
Los espárragos blancos suelen consumirse en conserva. En este caso, tenga en cuenta que debe comerlos a temperatura ambiente y no recién los retira de la nevera. Si desea consumirlos frescos, pele los tallos hasta donde comienzan las puntas y enseguida cocínelos al vapor, áselos a la parrilla, al horno o a la brasa, o bien sofríalos o cuézalos a fuego lento. Báñelos con una salsa o úselos en tartas, cremas y sopas.
Los espárragos blancos frescos se encuentran en tiendas especializadas, en conserva se consiguen en mercados y supermercados. Escoja tallos frescos, rectos y firmes, cuyo extremo cortado luzca limpio. Asegúrese de que tengan las puntas cerradas y compactas. Rechace aquellos con magulladuras y manchas.
Consúmalos lo más pronto posible o guárdelos en la nevera, envueltos en un paño húmedo.