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El laurel se cultiva principalmente en el Mediterráneo, el norte de Europa y América. Crece mejor en climas cálidos, aunque sobrevive en regiones frías, en lugares protegidos del frío y con buen sol. Esta planta ha estado vinculada al triunfo desde la antigüedad. Los emperadores romanos eran coronados con laurel, lo mismo que los soldados vencidos en combate. Aunque existe una gran cantidad de variedades de laurel, solo el Laurus nobilis se usa en la cocina.
Sus hojas se pueden usar secas o frescas, aunque se aconsejan las secas, dado que su sabor es más suave en contraste con las hojas frescas, que son muy amargas y solo se usan en adobos con vinagre para suavizarles el sabor. Use laurel en caldos, sopas, estofados, salsas, marinadas, encurtidos.
A la hora de comprar laurel, tenga en cuenta que las hojas deben tener un agradable olor y una textura algo dura pero no tiesa.
Conserve el laurel fresco en lugares alejados de la luz o en la nevera. Guarde las hojas secas en frascos herméticos, protegidas de la luz.