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La carne de pollo es la más consumida en el mundo, no solo por ser la más económica sino porque es suave, sana y absorbe todos los sabores. Hoy la mayoría del pollo que consumimos proviene de aves levantadas en grandes criaderos que albergan millones de aves, y alimentadas con productos concentrados. Sin embargo,
se consigue también, aunque en mucha menor proporción, carne de pollos campesinos alimentados con maíz. Normalmente se vende y consume sin vísceras.
El pollo entero se puede asar al horno, untado con mantequilla o aceite, y sazonado con sal, pimienta y las hierbas y especias de su preferencia. También lo puede escalfar con vegetales y hierbas a su gusto. Para celebraciones, puede hacerlo relleno.
Compre el pollo en lugares de su confianza donde le garanticen su calidad. Elija aves o piezas carnosas, de carne firme y abullonada, sin zonas secas ni lastimaduras. La carne de pollo fresco y sano es rosada y su piel blancuzca. Los pollos que han sido alimentados con maíz tienen la piel amarilla. El olor dice mucho acerca de la frescura del pollo, debe ser fresco, limpio y agradable.