1/2 taza de quinua
4 tomates secos
3 huevos
1/2 taza de crema de leche
1/4 taza de remolacha finamente picada y blanqueada
1/4 taza de almendras picadas
3 cucharadas de hojas de hinojo finamente picadas
Sal y pimienta negra al gusto

1. Precaliente el horno a 320 °F (160 °C). Ponga la quinua en un recipiente amplio. Llénelo con agua fresca y remueva con las manos. Cambie el agua y repita este procedimiento hasta que el agua salga traslúcida.
2. Caliente una taza de agua en una olla a fuego alto. Añada sal, baje el fuego y deje hervir entre 20 y 25 minutos. Retírela del fuego y escúrrala con la ayuda de un tamiz o colador. Refrésquela bajo agua fría para cortar la cocción y escurra nuevamente. Reserve.
3. Hidrate los tomates secos en agua hirviendo de 4 a 5 minutos, escúrralos y píquelos finamente. Reserve.
4. En un recipiente, mezcle los huevos con la crema, la quinua, la remolacha blanqueada, los tomates secos, las almendras y el hinojo. Salpimiente al gusto.
5. Engrase cuatro moldes de aluminio pequeños y reparta la mezcla entre ellos. Disponga los moldes en una placa para hornear con bordes altos, y llénela con agua caliente hasta la mitad. Tape con papel de aluminio y lleve al horno durante 45 minutos. Retire del horno, saque los moldes del baño María y desmolde los flanes. Cúbralos con almendras picadas y sirva.

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Se sabe que la quinua está lista cuando el color blanco del grano se concentra en el centro y el exterior se torna de un color beige oscuro. Después de cocinada, la quinua debe quedar suelta como el arroz.